LA PEREGRINA, Canción

LA PEREGRINA

Camino de Santiago
con grande halago
mi "Peregrina" la encontré yo,
y, al mirar su belleza,
con gran presteza
mi "Peregrina" se hizo al amor.

Fue tanta la alegría
que al alma mía
la compañía de su amor dio,
que en la oscura maraña
de una montaña
mi "Peregrina" se me perdió.
Y mi pecho afligido,
preso y herido,
por esos montes suspiros dio.

En los prados y flores
de mis amores,
a los pastores les pregunté:
" ¿Quién vio a una morenita, peregrinita,
que el alma irrita con su desdén?"
Por ver si mis desvelos
hallan consuelo
todas sus señas daré también.

Iba la "Peregrina",
con su esclavina,
con la escarcela y su bordón;
lleva zapato blanco,
media de seda,
sombrero fino que es un primor.

Tiene rubio el cabello,
tan largo y bello,
que el alma en ellos se me enredó;
y en su fina guedeja,
de oro madeja,
su amor y el mío se aprisionó.

En su frente espaciosa,
larga y hermosa,
donde Cupido guerra formó,
pronto se halló vencido,
preso y herido,
mi amor que al suyo se coronó.

Sus ojos y pestañas
son dos montañas
donde dos negros hacen mansión,
y, en arcos de Cupido,
los atrevidos
presto disparan flechas de amor.

Su nariz afilada
no fue sonada
y su mirada fama cobró,
es un cañón de plata,
que a todos mata
sin que ninguno sienta dolor.

Su boca, tan pequeña
y tan risueña,
naturaleza pudo formar,
que al decir me provoca
mas, punto en boca,
por no agraviarla quiero callar.

Su barba es el archivo
donde yo vivo,
preso y herido, muerto de amor,
es la que a ser proviene,
sepulcro alegre,
cárcel divina y dulce prisión.

En su hermosa garganta,
la mejor planta,
que en los jardines sembró el amor
y, al verla la azucena,
aunque con pena,
de su hermosura se avergonzó.

Lo que cubre el pañuelo
no me desvelo
para pintarla lo que no vi,
mas aunque enamorado
muera abrasado,
a su sagrado no me atreví..

Para pintar su talle
bueno es que calle,
pues mi pintura sería un borrón.
¡Quién pudiese de Apeles
tener pinceles
para pintarla con perfección!

Perdone tu hermosura
si en la pintura
grosero ha estado mi dulce amor,
por haberte ofendido,
a tus pies, rendido,
mi "Peregrina", pido perdón.