Te contaré otro, Juan:...

Cierta mujer casada decide pintar el salón comedor de su casa y también una mancha que tiene en la pared de su dormitorio donde su marido pone la mano por la noche.
Llama al pintor y éste pinta el salón. Cuando termina la mujer le dice:
- ¿Quiere Vd. venir al dormitorio y me da un brochazo en el sitio donde mi marido pone la mano por la noche?
Y el pintor, turbado, le responde:
- No es necesario, señora. Yo con un vasito de vino me conformo.

Un pintor muy comedido y muy profesional.

Te contaré otro, Juan:

Cierto matrimonio llevaba ya varios años de casados y, a pesar de sus afanosos intentos, no conseguían que ella se quedara embarazada. Decidieron ir, pues, al especialista médico correspondiente para intentar averiguar la causa de no poder lograr sus deseos.

El médico, examinó a fondo a la esposa y cuando terminó dijo a la pareja que ella era totalmente apta para concebir.

Cuando le tocó el turno al marido, el doctor procedió a reconocerlo en amplitud y al terminar, sin decir palabra, le entregó una receta en la que ponía solamente: S. S. P. M.

A su vista, el esposo gritó todo alborozado: ¡Sí, señor! "SANO SANOTE PURO MACHOTE"...

Ambos regresaron a casa, convencidos de que esta vez conseguirían la preñez, porque los dos eran fecundos. Pero, pasaron los días y NADA. Así que regresaron a la clínica ginecológica y el mismo titular los recibió y les escuchó.

Cuando terminaron, le dijo al marido:
- Su esposa es apta para concebir, pero Vd. no.
- Pero, doctor, ¡si Vd. me escribió en este papel que era Sano Sanote Puro Machote!...
- Nada de eso, dijo el doctor. Ahí dice: SÓLO SIRVE PARA MEAR.