EL HOMBRE DE LA ESCALERA DE MANO...

EL HOMBRE DE LA ESCALERA DE MANO
Nadie sabia su nombre ni de donde procedía, en fechas de navidades iba alegrando la vida. Una escalera muy larga que siempre muy bien tenía, cada año la arreglaba y un farol el encendía. En estas fechas gozosas dicen que su fe entendía, y que buscando a Los Reyes Magos mucha ilusión pretendía. Era un hombre corpulento, cristiano de fe entendida. Su nombre quedó borrado por un apodo en su vida. El hombre de la escalera, los niños le bendecían, y le daban el respeto que su arte merecía, Aquel manchego sencillo con su escalera en el hombro, llevaba un farol encendido para anunciar su contorno, Pasaron más de cien años y nadie le llamó loco, aquella escalera gigante rompió mucho sueño bronco. El hombre de la escalera que se centro en el contorno de aquella tierra manchega que adoraba sin ser loco. Los niños le perseguían gritándole poco a poco, que vengan Los Reyes Magos para pedirles tesoros. El hombre de la escalera que nunca negó sus bromas hizo soñar a los niños que conocieron las lomas. Recorriendo todo el pueblo como un buen aventurero pregonaba que Los Reyes nunca fueron extranjeros. Todos los niños gritando, era un camino certero, muchas llanuras quedaron esperando aquel obrero. Nadie sabía su nombre, ni su domicilio entero, la escalera de aquel hombre nunca buscaba el dinero. Por las calles de La Mancha vestido siempre de bueno, dicen que pasan los años, más nunca soltó veneno. Más aquel hombre sencillo con un sentimiento bueno, pregonaba a los chiquillos, el nombre del Nazareno. Los años fueron pasando, dicen que se fue hacia el cielo, con su escalera brillando seguro que hallo consuelo. Los Magos que le apreciaban le dieron muchos remedios, sus caricias se quedaban con niños de pocos medios.
CUANDO SON RECUERDOS BELLOS, NO SE PIERDEN SIENDO CUERDOS. G X Cantalapiedra.