Los cascos azules asumen el control de la
Comunidad Valenciana
Imputados del
PP incendian tres gasolineras
Siete aviones Hércules, catorce divisiones acorazadas de infantería y cinco fragatas medianas de las
Naciones Unidas llegarán en los próximos días a la Comunidad Valenciana para desplegarse por las tres provincias de la devastada autonomía y proteger a la población civil de los saqueos de sus propios dirigentes
políticos.
Cerca de veintisiete mil cascos azules, chicos y chicas, equipados con armamento pesado, visión nocturna y machete con brújula, componen el grueso de la operación. Los soldados, que han sido entrenados en tácticas de guerrilla contra el narcotráfico, las serpientes venenosas y el apocalipsis, acordonarán todos los organismos oficiales, empresas públicas y entidades bancarias para neutralizar a los saqueadores y cortar sus comunicaciones con el exterior.
El general Marcellus, comandante en jefe de la misión humanitaria, estima en más de tres millones los saqueadores que podrían estar operando simultáneamente en las tres provincias, las veinticuatro horas del día, entre alcaldes, concejales, asesores, diputados y empresarios satélites, por lo que no descarta el uso de lanzallamas para hacer salir a los delincuentes de los despachos, y el fuego con mortero del 70 contra los domicilios particulares y los bufetes de sus abogados.
El palacio arzobispal de
Valencia, que podría convertirse en un enorme refugio para los saqueadores que consigan escabullirse, así como un sinfín de iglesias, parroquias y conventos, serían los objetivos más complicados de neutralizar, al considerarse territorio del Vaticano, por lo que se estudiarán otras medidas más espirituales. La operación podría prolongarse durante más de un año, y cuenta con la simpatía de la gente y el disgusto de los saqueadores y sus
familias.