ANTES DE PROSEGUIR MI RELATO, diré que a mi pueblo venían- que casualidad-, trilleros de CANTALEJOS (Segovia)-. Recuerdo a un padre y dos hijos (niño y niña) que amontonaban los cantos que había en la orilla del río. Seleccionaban los mejores cantos y picaban la piedra sacando trozos que cortaban muy bien. Esas piedras eran puestas a los trillos para cortar las espigas. Noe veíamos muchos días porque yo iba a pescar y ellos trabajando en lo suyo.