Sí, yo tuve el inmenso gozo de acompañar al Cristo en sus predicaciones por las tierras palestinas. Ríete, ríete, que abunda la risa en la boca del necio. Yo no soy un mesías, sino un discípulo, algo que tú aún no puedes comprender en tu arrogancia. Por cierto, y estando en tu misma línea, en tu pueblo deben ser muy ignorantes ¿verdad?