... quise escribir "monjas"

Señora, mis felicitaciones por el privilegio de que, a pesar de su longevidad, puede andar en torno a los 90 años deduzco por lo que dice, se encuentre usted en tan buenas condiciones mentales.
No me creo que en el año 1932 tuviese usted los conocimientos suficientes para poder juzgar. Si es así, repito mi enhorabuena.
Pero no me contesta usted a mi satisfacción: No entro yo a juzgar si unos eran buebos y otros eran malos; no entro en si la guerra pudo haberse evitado ono; ni si las causas de la misma la justifican. Quiero que me diga usted si los unos eran asesinos, los otros porqué no. Aparte de las enumeradas "hazañas" hay muchas más y usted lo sabe. La quema de conventos, las vejaciones al clero, los asesinatos de curas ¿no son acciones propias de criminales?. Hay muchos cadáveres de nacionalistas enterrados en sabe Dios donde sin que la Ley de la Memoria Histórica haya dicho ni pío. ¿acaso no se merecen, al igual que los rojos, descansar dignamente?. Los llamados milicianos hicieron de las suyas, si lo niega usted allá su conciencia, y resulta que éstos eran los buenos. ¡Mire señora! cuentos como el suyo están haciendo mucho daño en las mentes susceptibles de ser engañadas. Afortunadamente cada vez somos menos los crédulos. Saludos
Yo no sy solidario con el Juez Garzón. Juzga como le interesa y como le interesa.

Lo que pasa, es que esos dices, fueron todos a descansar a los cementerios (católicos por supuesto) y, durante muchas décadas, cada dieciocho de julio, se le rendían honores y se les llevaban coronas de laureles con flores permaneciendo una escuadra de uniformados con ropas oscuras y camisas nuevas y pistolas al cinto. Mientras, los otros, los rojos que habían quedado vivos, eran pisoteados por botas herradas hasta que morían, y los que estaban ya bajo una somera capa de tierra en cualquier cuneta o descampado, eran ignorados y vilipendiados, ellos y sus familiares.
Si además, tenemos en cuenta que todos esos curas y monas a las que usted alude, han sido beatificados recientemente en grupos de hasta seiscientos, ya tenemos la estampa que nos da una idea de la diferencia.
Así, que le guste o no, hay que sacar esos restos olvidados y darles una sepultura digna.
Hay que reformar esas estructuras jurídicas remanentes legadas por la dictadura y poner las cosas en su sitio, con sentido común, y que el caso paradógico que ha hecho que en España los herederos de aquel régimen sienten en el banquillo de los acusados a un juez de la categoría de Garzón, no pueda volver a repetirse
entre otros motivos, para evitar el ridículo esperpéntico que el Reino de España, ha hecho ante el mundo civilizado.
Salud.

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