Ingrata, sin duda, es esta clase de
hombres que, siendo mis más fieles
partidarios, avergüénzanse de mi
nombre delante del mundo, hasta el
punto de lanzarlo con frecuencia a los
demás como un grave insulto. Siendo
éstos, pues, en realidad, “archinecios”,
aunque quieran pasar por unos sabios y
por unos Tales de Mileto, ¿no
merecerían, por derecho propio, que los
llamásemos “morósofos”, es decir,
sabios-necios?
hombres que, siendo mis más fieles
partidarios, avergüénzanse de mi
nombre delante del mundo, hasta el
punto de lanzarlo con frecuencia a los
demás como un grave insulto. Siendo
éstos, pues, en realidad, “archinecios”,
aunque quieran pasar por unos sabios y
por unos Tales de Mileto, ¿no
merecerían, por derecho propio, que los
llamásemos “morósofos”, es decir,
sabios-necios?