PREPARANDO EL EQUIPAJE
Dejando atrás el pasado junto a la Ermita del pueblo, vimos el presente raro y comenzamos sintiendo. Hay que buscar nuevo ritmo, hay que salir del contorno, no queremos el abismo ni soñamos con retorno. Eran tiempos de esperanza, era buscar nuevo sueldo, sin temor a la balanza, levantamos bien el vuelo. Una maleta con prisa para lograr el consuelo, de conocer esa brisa que puede venir del cielo. Nos marchamos en silencio, cada amigo hacia su lado, nadie quiso hacer desprecio ni sentirse abandonado. Casi todos los amigos nos terminamos marchando, sin pensar en los castigos que el mundo te puede ir dando. Eran años juveniles, eran sueños esperando, en los tiempos infantiles algo nos iba rondando. Con la maleta en la mano, sin esperar una ayuda, la esperanza te hace humano y la fuerza siempre abunda. En un pueblo de inmigrantes, cada cual por su camino, vivimos esos instantes de saber buscar el signo. Hubo también emigrantes que se fueron al olvido, las fronteras son distantes y el camino fue elegido. Cuantas lágrimas de abuelos se marcharon al olvido, los ejemplos por los suelos vivieron tiempo perdido. Si recordamos la historia de aquel valle deprimido, se nos viene a la memoria ver el camino afligido. Cuantos días de tristeza, cuantos sueños extinguidos, nadie quiso la torpeza de los tiempos reprimidos. Inmigrantes con maleta, por caminos elegidos, cada cual buscó su meta sin sueños comprometidos. Ahora que pasan los años, viendo pueblos deprimidos, recordamos ciertos daños de otros tiempos con olvidos. No vale juzgar pasiones, ni sentirse confundido, siempre existieron razones de ver su pueblo querido. Atrás dejaron su tierra entre brisas de su vida, el corazón siempre encierra un amor que no se olvida. G X Cantalapiedra.
Dejando atrás el pasado junto a la Ermita del pueblo, vimos el presente raro y comenzamos sintiendo. Hay que buscar nuevo ritmo, hay que salir del contorno, no queremos el abismo ni soñamos con retorno. Eran tiempos de esperanza, era buscar nuevo sueldo, sin temor a la balanza, levantamos bien el vuelo. Una maleta con prisa para lograr el consuelo, de conocer esa brisa que puede venir del cielo. Nos marchamos en silencio, cada amigo hacia su lado, nadie quiso hacer desprecio ni sentirse abandonado. Casi todos los amigos nos terminamos marchando, sin pensar en los castigos que el mundo te puede ir dando. Eran años juveniles, eran sueños esperando, en los tiempos infantiles algo nos iba rondando. Con la maleta en la mano, sin esperar una ayuda, la esperanza te hace humano y la fuerza siempre abunda. En un pueblo de inmigrantes, cada cual por su camino, vivimos esos instantes de saber buscar el signo. Hubo también emigrantes que se fueron al olvido, las fronteras son distantes y el camino fue elegido. Cuantas lágrimas de abuelos se marcharon al olvido, los ejemplos por los suelos vivieron tiempo perdido. Si recordamos la historia de aquel valle deprimido, se nos viene a la memoria ver el camino afligido. Cuantos días de tristeza, cuantos sueños extinguidos, nadie quiso la torpeza de los tiempos reprimidos. Inmigrantes con maleta, por caminos elegidos, cada cual buscó su meta sin sueños comprometidos. Ahora que pasan los años, viendo pueblos deprimidos, recordamos ciertos daños de otros tiempos con olvidos. No vale juzgar pasiones, ni sentirse confundido, siempre existieron razones de ver su pueblo querido. Atrás dejaron su tierra entre brisas de su vida, el corazón siempre encierra un amor que no se olvida. G X Cantalapiedra.