GIJÓN...

GIJÓN

Estuve yo en Gijón hace ya 46 años, en mi viaje de novios, y el recuerdo que yo he tenido siempre de esta gran ciudad, de la oscuridad de sus fachadas y de que todo el paisaje urbano, es que daba la sensación de suciedad y dejadez de sus habitantes en el tema de limpieza aunque ya era una gran ciudad, una ciudad costera e industrial importantísima dentro del Principado de Asturias.
La verdad es que este aspecto sombrío y oscuro no era culpa de sus vecinos sino más bien, según me contaron entonces, consecuencia de la explotación minera del carbón que por aquélol momentos era el principal aliciente económico de la ciudad.

He vuelto a ir por allí, no hace mucho, y he cambiado totalmente mi equivocada e injusta suposición porque, desaparecidas las explotaciones mineras del carbón, la ciudad recuperó su esplendor y su claridad que unidas al desarrollo y la expansión originada por la evolución del tiempo, y de las técnicas de construcción, se ha convertido en una floreciente ciudad, moderna y atractiva que lanza al espacio la esbeltez de sus edificios, que alcanzan muchos de ellos sus 20 plantas, que dan un aspecto modernista, casi neoyorquino, a esta primerísima ciudad del Cantábrico.

Si no has estado aún allí te voy a hacer unas cuantas recomendaciones para que te ayuden a conocer sus mejores rincones y sus particulares encantos. Lo primero que debes visitar es su extraordinaria Universidad laboral monumento emblemático de Gijón, de la época franquista que es una obra incompleta pero que ha servido durante muchos años para favorecer a los más necesitados y ofrecer a los hijos de los obreros la posibilidad de formarse, intelectual y profesionalmente, de manera totalmente gratuita para labrarse un futuro laboral y social en día de mañana. Creo que esta obra debería haberse completado y haber conservado hasta la actualidad plenamente las razones y los motivos con que fue concebidas en un inicio.

Después subir al cabo de Peñas y observar desde allí unos paisajes. de singular belleza de ese Cantábrico que es bravo pero también tiene momentos de paz, desosiego y de particular belleza.

De allí a la playa de San Lorenzo, con su puerto pesquero y deportivo y con la presencia vigilante y continua del monumento que Chillida dejó plasmado en el ambiente.
Muy cerca visitar la Plaza Mayor, pequeña pero muy coqueta junto al edificio del Ayuntamiento que completa tan peculiar y original recinto.

Y para terminar visita la casa de Jovellanos ilustre gijonés y la exposición de pintura, escultura y tallado que alberga en su interior..
Y si quieres rematar la faena te vas a la Zamorana, y degustas algunos de los exquisitos mariscos que allí te servirán, porque no se puede uno venir de allí sin probar esos manjares que en el Cantábrico tienen un sabor especial. Todo ello acompañado con una copa de rica sidra que aquí la saben hacer mejor que nadie. Asturias es una maravilla, hay que verla.