LOS CHURROS...

LOS CHURROS
Es obvio que los churros, dentro de nuestro país, son un alimento muy popular que sirve para desayunar opíparamente o para rematar nuestra asistencia a las fiestas mayores de alguna localidad, con el clásico chocolate con churros, a pesar de que irse a la cama a las 3 o 4 de la mañana, habiendo metido en el estómago semejante bomba, es casi exponerse a un descanso bastante complicado.
Este apetitoso alimento se prepara de formas diversas según sea el lugar donde lo consumimos lo mas normal es hacerlos en la tradicionales roscas que comportan una especie de espiral que se va extendiendo en la salten, sobre el aceite hirviendo, siguiendo la pericia, del churrero o churrera de turno, para su posterior servicio y consumo, siempre muy calentito. Tiene que estar muy tostadito y con poca masa en su interior para que resulte bien cocinado y agradable al paladar. Yo recuerdo cuando oba con mis críos pequeños a veranear a Torre del mar que allí los churros los hacían enormes de diámetro pero aquellos eran más pesados y menos sabrosos. En Jaén hay una cafetería famosa por sus churros que se llama Colón y allí también hacen unos muy finos que llaman de patata y los hacen en forma de aros que son estupendos. Como uno es ya bastante mayor conocí a su dueño, ya fallecido, de cuando iba por Fuensanta al teatro de Paco Lazarico de maquinista para proyectar el cine. Eso pasó hace más de 70 años.
En Fuensanta hemos tenido siempre buenos churros porque la familia que los hacía se ha ido sucediendo en el tiempo, de generación en generación,. Ahora ignoro si hay alguien que haga churros en Fuensanta.
Yo me acuerdo de toda la vida la caseta de churros que preparaban para la feria la familia Conteras-Ruiz, porque nosotros les dejábamos las vigas de madera, que entonces se utilizaban en la construcción para hacer los tejados de las casas, para montarlas de forma muy rudimentaria cogiéndolas con sogas y empleando los fardos de recolección de la aceituna a forma de tejado y de paredes. Pero servían para su objetivo final que era aprovechar aquellos días de feria no para divertirse sino para trabajar duramente y conseguir unos beneficios extras tan necesarios para la familia.
Yo no he sido nunca un gran consumidor de churros pero si hecho de menos otro desayuno que mi madre hacía a menudo en casa aprovechando el pan que se ponía duro. Eran los picatostes bien fritos cuscurreantes con ese aceite puro de oliva virgen que siempre disfrutamos en nuestra tierra.
Ya no es frecuente ver picatostes por ninguna parte y la verdad es que este alimento tan barato y tan sabroso no tenía que haber sido destronado ni por los churros, ni por la bollería que ahora les dan a los niños, para desayunar, merendar, o en los recreos, porque ese si que es un alimento en el que no se puede confiar.
Pues nada que Vds. lo desayunen bien con churros o con esos estupendos picatostes, que habría que recuperar. Porque están hechos con harina, con pan y con aceite, y eso siempre es excelente para nuestra salud y para nuestro bienestar.