ERA UN DÍA INVERNAL DE ENERO...

ERA UN DÍA INVERNAL DE ENERO
Aquel hombre campesino de toda la vida, sentía en el cuerpo que el frío se le metía hasta el corazón, eran las doce de la mañana, las tijeras de poder estaban heladas, y la escarcha tapaba lo sarmientos, el sol parecía medio escondido entre nubes de esas que solo arrastran frío o hielo, Este hombre mayor que solo le detenían las tormentas, pensó que tanto frío le podía costar su muerte, intento coger su manta y sus alforjas, y marcharse a su casa del pueblo, sus piernas parecían heladas, sus manos ni la manta le daba calor, sus orejas eran polos helados, y su nariz soltaba esa agua de estar resfriado, sin pensarlo demasiado, empezó a caminar con las ganas de entrar en calor, cosa imposible, este hombre acostumbrado a ese clima mesetario que te deja hasta los huesos helados, pensaba por el camino que su vida era un peligro con esa temperatura, saco de sus alforjas un vino verdejo de quince grados, y sin dejar de andar intento beber, parecía el vino congelado, así y todo consiguió llegar al pueblo de donde él vivía y había nacido. Al entrar en su casa su esposa le comentó, no me extraña que te hubieras muerto, no hubieras sido el primero que se muere por tanto frío, ya te dije esta mañana que no fueras al campo a dejarte la vida, pero eres muy burro y haces lo que te viene en gana, El hombre cayo en cama enfermo, el medico le mando cosas calientes para ayudarle a quitarle el frío de sus huesos. Fueron quince días de luchar por volver a su vida normal, cosa que consiguió y pudo contarlo, Más aquella mañana aprendió, que la Madre Naturaleza te puede hacer el vacío y dejarte marchar para siempre. Son lecciones aprendidas. G X Cantalapiedra.