SOÑABA CON ESCRIBIR AL DUERO
Aquel hombre castellano
vividor de muchos sueños,
sin ser su verso profano
quiso poner sus empeños.
Quiso cantarle a su Río
con ambiente mañanero,
y gozo pasando frío
por las orillas del Duero.
Pensó tranquilo escribirle
no sé si fue un ROMANCERO,
más logró que percibirle
era amor del verdadero.
Entre sus álamos viejos
y sus pinos piñoneros,
fueron versos sin complejos
entre vientos traicioneros.
Que bonito baja el Duero
con la corriente crecida,
pensar que tiene salero
es ver el ambiente erguido.
Corren las aguas cantando
por algunos recorridos,
y la lluvia va dejando
sus puentes más escondidos.
Ser escritor castellano
mientras le cantas al Duero,
es soñar un mundo sano
donde no mande el dinero.
Los juncos en su Ribera
lo mismo que la espadaña,
parecen tener solera
mientras que a nadie le extraña.
El Duero tiene sus huellas
que se ven con arrogancia,
donde muchas horas bellas
hacen borrar la distancia.
G X Cantalapiedra.
Aquel hombre castellano
vividor de muchos sueños,
sin ser su verso profano
quiso poner sus empeños.
Quiso cantarle a su Río
con ambiente mañanero,
y gozo pasando frío
por las orillas del Duero.
Pensó tranquilo escribirle
no sé si fue un ROMANCERO,
más logró que percibirle
era amor del verdadero.
Entre sus álamos viejos
y sus pinos piñoneros,
fueron versos sin complejos
entre vientos traicioneros.
Que bonito baja el Duero
con la corriente crecida,
pensar que tiene salero
es ver el ambiente erguido.
Corren las aguas cantando
por algunos recorridos,
y la lluvia va dejando
sus puentes más escondidos.
Ser escritor castellano
mientras le cantas al Duero,
es soñar un mundo sano
donde no mande el dinero.
Los juncos en su Ribera
lo mismo que la espadaña,
parecen tener solera
mientras que a nadie le extraña.
El Duero tiene sus huellas
que se ven con arrogancia,
donde muchas horas bellas
hacen borrar la distancia.
G X Cantalapiedra.