Hola Ángel otra cosa no pero realidad total las cosas que se viven
y se pasan tienen que ser realidad y en los barrios se conoce y se vive
de todo cosas desagradables por supuesto, cosas mas agradables tambien
la <<viña del Señor es tan extensa que tiene de todo>> y lo pasado pasado esta
Bueno buen provecho.
manuel
y se pasan tienen que ser realidad y en los barrios se conoce y se vive
de todo cosas desagradables por supuesto, cosas mas agradables tambien
la <<viña del Señor es tan extensa que tiene de todo>> y lo pasado pasado esta
Bueno buen provecho.
manuel
Manuel, luego hay otra variedad. Y es que en los pueblos pequeños, yo creo que la niñez y la primera juventud se viven diferentes que en las ciudades o pueblos grandes.
En los pueblos pequeños, casi todo el barrio somos como familia. Hablo de hace 70 o más años. Lo poco que había era de todos.
Según estaban todas las puertas abiertas, pasaba tu vecina, y decía vengo a por una cebolla o un limón o un chorro de aceite, y le decía tu madre, pasa a la despensa y coge lo que te haga falta. Si tenías varias cebollas se llevaba una, si tenías dos o tres, se llevaba media. Y al día siguiente ibas tú, y le pedías una zanahoria, o un poco de sal o azúcar.
Todo esto, en los últimos años, parece una utopía. Lo cuentas y se creen que es una película.
O por la noche salías al fresco, el chaval con 4 ó 5 años, y todos los chavales de los vecinos se acercaban a a ti, y el racimo se comía entre los 5 ó 6 que se juntaban, y después a jugar al pillao.
Y los padres y abuelos, contándose sus películas, pero contentos.
En fin Manuel o ángel, que vamos a contar que no hayáis vivido aunque vuestros pueblos no fueran tan pequeños. Pero al convivencia era muy general.
Que tengáis buena tarde.
Paco.
En los pueblos pequeños, casi todo el barrio somos como familia. Hablo de hace 70 o más años. Lo poco que había era de todos.
Según estaban todas las puertas abiertas, pasaba tu vecina, y decía vengo a por una cebolla o un limón o un chorro de aceite, y le decía tu madre, pasa a la despensa y coge lo que te haga falta. Si tenías varias cebollas se llevaba una, si tenías dos o tres, se llevaba media. Y al día siguiente ibas tú, y le pedías una zanahoria, o un poco de sal o azúcar.
Todo esto, en los últimos años, parece una utopía. Lo cuentas y se creen que es una película.
O por la noche salías al fresco, el chaval con 4 ó 5 años, y todos los chavales de los vecinos se acercaban a a ti, y el racimo se comía entre los 5 ó 6 que se juntaban, y después a jugar al pillao.
Y los padres y abuelos, contándose sus películas, pero contentos.
En fin Manuel o ángel, que vamos a contar que no hayáis vivido aunque vuestros pueblos no fueran tan pequeños. Pero al convivencia era muy general.
Que tengáis buena tarde.
Paco.