Glorieta de Bécquer en el parque de María Luisa, Fotografía

RIMA XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima,

y a mi labio una frase de perdón;

habló el orgullo y se enjugó su llanto,

y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;

pero al pensar en nuestro mutuo amor,

yo digo aún: ¿por qué callé aquel día?

Y ella dirá: ¿por qué no lloré yo?.

Acertado Bécquer, hay veces que por orgullo, se pierde la felicidad en la vida, y es que entre dos personas que se quieren, no tiene cabida el rencor ni el orgullo.