RIMA XXX
Asomaba a sus ojos una lágrima,
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿por qué callé aquel día?
Y ella dirá: ¿por qué no lloré yo?.
Acertado Bécquer, hay veces que por orgullo, se pierde la felicidad en la vida, y es que entre dos personas que se quieren, no tiene cabida el rencor ni el orgullo.
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