Un
chiste de Gila. Contaba Gila que una noche muy oscura, bajaba la cuesta para ir a su casa y de repente vio que dos personas estaban sacudiendo a un pobre
hombre. Me meto, no me meto, me meto, no me meto, me meto... ¡JOE! ¡LE METIMOS UNA PALIZA...!