NO QUEDABA OTRO CAMINO...

NO QUEDABA OTRO CAMINO
Aquella noche se rompieron los lazos y esquemas, Eran muchos años los que llevaba sufriendo aquel modelo de vida, Un marido maltratador y dominante, tenía a su esposa bajo la amenaza constante, y aquella señora sin hijos ni posibilidad de tenerlos, decidió por fin marcharse de aquella casa, sin dar ni un solo aviso a su marido, para no ser una víctima más del machista que la maltrataba. Habiendo conocido a un hombre viudo y jubilado, que la había prometido ser la fiel hasta el día de su muerte, aquella mujer con dos maletas acuestas, salió de su vivienda, para subir al automóvil de aquel hombre que no era ni parecido a su marido, un hombre educado, cargado de vida, y de momentos tristes en su vida pasada. Y en esta señora el hombre encontró comprensión y buenos modales, que le hicieron arriesgarse lo que hiciera falta para salir adelante, El coche de aquel hombre estaba parado en la puerta de aquella mujer maltratada, y la mujer saco una maleta primero que el hombre metió en el maletero del coche, donde la segunda maleta hacia compañía a las bolsas y demás cosas que aquel hombre llevaba, ya que su pensamiento era el de vivir en su casa de Galicia hasta que la Madre Naturaleza les diera fuerza, Sobre la una de medio día, el coche arranco de un barrio de Madrid, camino de la carretera de La Coruña, El hombre sin prisa ni nervios, al estar fuera del alcance de aquel maltratador, la pareja respiraban tranquilos, estaban empezando a vivir su segunda luna de miel los dos, se sentían libres, liberados de las garras del maltratador, que incluso la tenía el dinero a su esposa controlado a tope, En la Autovía camino de Galicia, aquella mujer soltó unas palabras que al parecer tenía muchas ganas de soltarlas desde hace años, Gritando a pulmón lleno. Que te aguante tu madre que lo que soy yo no me volverás a ver más en tu vida, cierto era aquella declaración de mujer liberada del machismo opresor. Aquella noche se pasearon la nueva pareja por la ría de Ume, cogiéndose la mano como dos enamorados, que continúan siendo felices, y habiendo olvidado tantas cicatrices de un maltratador que seguía jurando matar a su esposa si la llegaba a encontrar, cosa que ya no será posible, el maltratador perdió parte de su memoria en un accidente, y tan solo recuerda malamente como se llama el, y no quiere saber nada de su vida pasada. Es como si la justicia de la salud hubiera logrado lo que los años no consiguieron. G X Cantalapiedra.