¡Cuánto meapilas anda suelto por estos mundos de Dios!,...

En cuanto nos dan la mano... nos comemos hasta el hombro aunque tenga coraza.

Los chiste tienen límites. Sobre todo cuando se sujeto es un colectivo completo. El que cuentas es uno de ellos. Tú lo sabes. No cuela ni entrecomillado

¡Cuánto meapilas anda suelto por estos mundos de Dios!, ¡Jesús!