SABER SIN ESTUDIAR
Admirose un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en
Francia
supiesen
hablar francés.
«Arte diabólica es»
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho,
un fidalgo en
Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho.»