ESE HOMBRE SOLITARIO, La Poesía

ESE HOMBRE SOLITARIO

Aquel hombre que camina
con las manos anhelantes,
con la mirada perdida
con su paso vacilante.

Va buscando en el vacío
una sombra inexistente,
que el tiempo la va borrando
debilitando su mente.

En su frente están marcados
surcos de melancolía,
pues le arrebató una sombra
a ese ser que él más quería.

No tiene paz en la tierra
ni el cielo su ruego escucha,
llorando con desconsuelo
prisionero de su lucha.

Con el paso de los días
la esperanza va perdiendo
y ya no encuentra sosiego
ni despierto ni durmiendo.

Al Dios que todos buscamos
estando desesperados,
va pidiendo de rodilla
que perdone sus pecados.

¡Divina misericordia!
yo que te tuve olvidado,
aun sin merecer tú gracia
nunca me has abandonado.

Oye ahora mis plegarias
no me esquives tú mirar,
Y concédeme el perdón
que ruego con humildad.

Acato tú voluntad
cual culpable pecador,
devuélveme la cordura
y perdóname Señor.
Pa. Sa. Ma.