Era una mañana y abril sonreía....

LOS SECRETOS DE LA NOCHE

La noche guarda secretos
que a nadie quiere decir,
El mío también lo guarda,
Pues ella sabe mi sufrir.

No quiero que sepan nunca
Que estoy muriendo de amor,
Que nadie me tenga pena
porque sepan mi dolor.

Él, no ha de saberlo nunca
Que rompe mi corazón,
Cuando bromea con otras
Delante de mi balcón.

La noche que es mi aliada
Cuando ve mi sufrimiento,
Con su negra capa tapa
El brillo del firmamento.

Cuando a mi me ve llorar
Con lágrimas de amargura,
Al mundo quiere engañar
Volviéndose más oscura.

Las estrellitas de plata
Respetando mi dolor
Cubren su belleza innata
Ocultando su esplendor.

Por eso la noche sabe
Los secretos más oscuros,
Que ni a la luna le cuenta
Para tenerlos seguros.
Pa. Sa. Ma.

Moría la tarde en lontananza,
el sol lanzaba un último suspiro,
un arco iris en el horizonte escondido,
y un canto se escucha en la distancia.

Al ver aquel sol lentamente expirar,
con los matices que las tardes llevan,
me pregunto: qué labios hoy besan
tus labios que tanto quise besar?

El amor es como la ola necia,
siempre queriendo la playa rebasar,
sabiendo que a la arena solo llega ha dejar
un olor salobre, y una espuma espesa.

Y en ese necio y loco afán de querer,
verte para siempre a mi unida,
a mi.. se me fue la vida,
y al corazón.. su palpitar.

Era una mañana y abril sonreía.
Frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella,
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.

Como sonreía la rosa mañana
al sol del oriente abrí mi ventana;
y en mi triste alcoba penetró el oriente
en canto de alondras, en risa de fuente
y en suave perfume de flora temprana.
Fue una clara tarde de melancolía.

Abril sonreía. Yo abrí las ventanas
de mi casa al viento... El viento traía
perfume de rosas, doblar de campanas...
Doblar de campanas, lejanas, llorosas,
suave de rosas aromado aliento...

... ¿Dónde están los huertos floridos de rosas?
¿Qué dicen las dulces campanas al viento?
Pregunté a la tarde de abril que moría:
¿Al fin la alegría se acerca a mi casa?

La tarde de abril sonrió: La alegría
pasó por tu puerta –y luego, sombría:
Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa.
Antonio Machado