Gracias por tua palabras, MUNDO, me alegro que sea...

La luna salió descalza
a vigilar los caminos
con bufanda algodonada
y luces de llanto y trigo.
Con el miedo de las sombras
se metió entre los olivos,
y un olivar plateado
mandó sus sombras al río.
- ¡Niño, deja de mirarme,
que esa canela de lirios
aprieta tarde mis sienes
en las luces del olvido!
- No puedo, luna. Tú sabes
que el ocaso es mi delirio
y mi corazón se torna
con la plata dulce y frío.
Y la luna se marchó
con tristeza de mendigo,
mientras un viento de luz
desnudaba los olivos.

Bellisimo romance, Anastasio. Me recuerda los poemas del gran Federico García Lorca.

Saludos.

Gracias por tua palabras, MUNDO, me alegro que sea de tu agrado. Tienes razón en lo de Lorca, lo onírico y lo surrealista se dan cita para contar de forma alegórica os problemas de un joven.