Yo soñé con tu beso, como sueñan los niños...

El cruel aire frío del invierno ha llegado,
los vientos del norte son despiadados y amargos
la pena más sutil conoce noches largas
levanto los ojos hacia la multitud de estrellas
apiñadas.

La brillante luna de otoño está llena
su hermoso brillo nocturno desaparece por
vigésima vez.

Un viajero que llegó de lejos
me trajo una carta
arriba dice "Te amaré siempre"
Y abajo "Mucho tiempo estaremos separados".
Pongo la carta sobre mi pecho
en tres años ninguna palabra ha perdido vigor
mi corazón solitario se mantiene fiel, fiel
temo que nunca lo sabrá.

Hola Ransés, me gustaría una vez más, saber si puedo publicar esta bella poesía en mi blog y poner tu nombre, o dejarlo en anónimo.
Gracias.
Saludos.

Yo soñé con tu beso, como sueñan los niños
con los caballos grandes y los ferrocarriles
que ven en las vidrieras. Yo soñé con tu beso
y fue un sueño imposible.

Yo soñé con un viaje de alegres desposados
más allá de los mares, por lejanos países,

y aquel viaje de goces, maravilloso y único,
era un viaje imposible.

Yo soñé el hondo sueño de la risa de un hijo
un hijo que tuviera tus negros ojos tristes
Pero aquel sueño ardiente del hijo de nosotros
fue también imposible.

Soñé así con tu beso, con un viaje y un hijo
y mi amor por tus aguas navegó como un cisne.
Fueron tres esperanzas las esperanzas mías
y las tres imposibles.

Del bosque de mis sueños queda apenas un árbol.
Junto a él, cada noche, mi corazón repite,
cuando intento cerrarte la puerta del recuerdo,
una sola palabra: imposible, imposible.