Belleza soñadora.
La reina de la tarde calurosa,
sonríe y sueña, camina cadenciosa
entre libros y estantes, silenciosa.
De negro y tirantes, está hermosa.
Envuelta por la música, expectante
del público, se acerca al atril, mira
al aire, respira, y el poema recita
con voz amable, y la cara radiante,
y después, callada, parece flotar.
La de ojos tristes. ¿Morena, quién eres?
Alfonsina, qué poema fuiste a buscar,
Alfonsina sin mar; poemas que tú ves
escritos en el aire de la tarde
por la musa que habita en tu mente.
La reina de la tarde calurosa,
sonríe y sueña, camina cadenciosa
entre libros y estantes, silenciosa.
De negro y tirantes, está hermosa.
Envuelta por la música, expectante
del público, se acerca al atril, mira
al aire, respira, y el poema recita
con voz amable, y la cara radiante,
y después, callada, parece flotar.
La de ojos tristes. ¿Morena, quién eres?
Alfonsina, qué poema fuiste a buscar,
Alfonsina sin mar; poemas que tú ves
escritos en el aire de la tarde
por la musa que habita en tu mente.