Agosto, agosto...

Agosto, agosto
Blanca andreu
De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall (1981)

Agosto, agosto, la vaga reverencia del tintero demiurgo,
el claustro manuelino de la palabra gótica,
la luna y la hojarasca del tintero empañado,
el lenguaje escultor que nos ha herido pronunciando el idioma de la piedra.

No te hablé, nunca te hablé
del acento emboscado del mármol,
del granito del sueño,
del alma hecha de verbos de la estatua,
de todo lo que fue causa de vida, bronce adjetivo, oscuro,
la luna y la hojarasca que besa el amaranto
y la luna que muerde mi cinta color vino.
No te hablé, nunca hablé
de la piedra de mica que irradia angustia, espejos.

Y fue el escalofrío
y fue la sangre del papel maduro,
y fue vena de sangre poblada por los náufragos de aristocracia azul,
pájaros caballeros,
monstruoso Lancelot hecho corneja buscando la cintura de Virginia Dormida,
terrible Percival en mis manos tendido,
y fue el escalofrío, y fue la esquividad y fue la ausencia
de los andantes nidos nobiliarios.

Ya ves que desvarío, amor, agosto,
agosto, amor, agosto con su anillo
de apagada maldad,
agosto con sortija de lluvia desdeñosa,
con corona de duelos y de arbustos,
agosto atardeciendo gregoriano y atroz,
mientras muere el arnés de aquella yegua Gilda
que galopaba guantes de tojo y zarzamora,
mientras queda sellada para siempre
la mercromina blanca de mis hojas amadas,
todo lo que escribí como un órgano al sol,
como una escarcha virtuosa,
mientras no resplandece el teatro solitario de metáforas última,
la oda del pétreo barco,
el soneto sumiso de las olas.

Su primer poemario, titulado "De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall", fue publicado en 1981 y por él recibió el Premio Adonais de poesía. Esta obra fue muy bien recibida tanto por el público como por los críticos y calificada de revolucionaria, pues se alejaba de las corrientes poéticas del momento como la poesía de la experiencia o la “otra sentimentalidad”, posteriores a los novísimos y volvía a la libertad expresiva propia del Surrealismo. De hecho, esta obra puso de moda la escritura surrealista entre los jóvenes. Según Juan Cano Ballesta, “fue la desbordada imaginación surrealista de Andreu y la sintonización con los gustos y experiencias de sus coetáneos lo que produjo el milagro” (Juan Cano Ballesta, Poesía española reciente, ed. Cátedra, pág. 57).

Con este libro nació pues, la nueva corriente neosurrealista. El poemario trata constantemente el mundo de las drogas, que parece ser la base de su lenguaje surrealista, cargado de metáforas e imágenes alucinatorias (por ejemplo el caballo mítico que simboliza la heroína), que se precipitan de manera vertiginosa. La fantasía delirante es utilizada para proyectar sentimientos y emociones en versos con un lenguaje muy bello y gran musicalidad. Julio Llamazares ha calificado incluso el lenguaje de este poemario de “superlenguaje”, pues las palabras se vacían de su significado original y no son las mismas de un poema para otro, y a veces de un verso para otro. También habla Julio Llamazares de una suerte de escritura automática propia del primer Surrealismo en los versos de Andreu. Sin embargo, es una escritura automática personalizada por la intensidad que le aporta la poeta, quien parece crear incluso un mundo propio con este poemario.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Cabreroooooooooo, esta autora tela marinera, madre mía, se las trae...... Saludos y buena noche.