Amanece. ¡Que no es poco! Ni mucho, Literatura

Amanece. ¡Que no es poco! Ni mucho.

Cuando amanece, no siempre quiere decir que llega un nuevo día. A veces, muchas, muchísimas, es simplemente que la noche decide seguir en vela haciéndole la competencia.

Una competencia, quizás desleal, pero, ¿No hace lo mismo el día? ¿No hay días en que no llega a anochecer, sino que deciden seguir apagados?

Pues, si no, ¿Qué es un día negro? ¿Es una noche que decide continuar? ¿Una noche que decide seguir abrazándolo todo? ¿Una noche que entra en terreno ajeno, y vedado, y cual furtivo cazador viene a llevarse lo que puede? O por el contrario, ¿Es un día sin Sol y sin Luna?

Puesto que, hoy se ve, ahora, en este momento, ¿Qué es lo que alumbra que hace que todo sea penumbra? ¿Es la Luna con su opaca luz? ¿Es el Sol ahorrando energía y la Luna se aprovecha de ello para así fulgurar más que él? ¿O es el Sol, que a la Luna alumbra, incide sus rayos sobre ella, al tiempo que ella, interesada, incide alguno sobre nosotros?

Entonces, al incidir, cae, sobreviene, corta, hiende, profundiza para hacer su marca indeleble cual rayo; para quedar grabada de tal guisa, que hace pausada, lenta y sin prisa, pero precisa, que el día sea “estrellado” o catastrófico y la noche larga, larguísima y linda. Muy linda, pero oscura.

AdriPozuelo (A. M. A.)
Villamanta, Madrid
30 de agosto de 2007