Sentado al pie de la orilla,
y mirando al horizonte,
recordó aquella bahía
y los besos de una noche.
Bella tacita de plata,
embrujo de
luna llena,
en tí conoció otro acento
otro canto, otra sirena.
Nunca olvidó su salero,
meses en marinería,
sus gentes y chirigotas
y cantes por alegría.
Inés..