HISTORIA DE UN HAIKU....

HISTORIA DE UN HAIKU.

La memoria de los viejos suele desdibujar los detalles y acentuar lo esencial: Ha sido una tarde unánimemente lluviosa. Con la puesta del sol, escampa. Entonces el paisaje toma un curioso color amarillento Se expande por la atmósfera el olor a tierrra mojada. Desde los árboles sigue goteando. Estamos en esa hora que calificaríamos de tardenoche a falta de mejor palabra. La calle se llama Guatemala;, esta´en Palermo. Me viene a la memoria, el relente de un viejo poema de Horacio Rega Molina. Aquel que dice:

El cielo, en puntas de pies,
Parece alejarse más,
Es la hora en que jamás
Se acierta la hora que es.

Entonces-disculpenme, el mundo y o éramos muy jóvenes-pienso que el momento merece ser eternizado y que yo soy la persona indicada, saco un lápiz y escribo. de un tirón:

Amarilla se ha puesto la tarde,
Mientras que árboles locos
Con la cabeza llena de pájaros cantores
Se alejan, calle abajo,
Hablando solos
Y una
Luna
indecisa
Que no atina a pensar
Si es la hora
de irse
O de
quedarse
merodea por un cielo de hojalata
Es
Como en un “colach”
De Antonio Berni

Un poco más,
La cosa se define:.

Del amor de dos calle transversales
Hn nacido
el espacio…

…Y el silencio.

Despues, inevitablmente, viene pensar el titulo. Que finalmente se impone:
“Tardenoche en la calle Guatemala”

Pasan los años, aquel jovencito es ahora un viejo. que recuerda el poema de Rega Molina y su consecuencia. Quiere revivirlo, para lo cual se propone la misma escena para un Haiku. Pero esta modalidad de poesia tiene reglas fijas. Un de las cuales es la pohibición
absoluta del titulo. y la necesidad de que se exprese el contenido en diecisiete estrictas silabas-, ni un más, ni una menos-, repartidas en tres estrofas de cinco, siete y cinco, cada una.. Entonces el viejo que alguna vez fue joven, escribe:

Despues de llover
Los árbole recuerdan:
Llueve otra vez.

Y la tarde aquella de la calle Guatemala en Palermo, vuelve otra vez a su memoria, con su olor a tierra mojada y el parloteo de los pájaros en los árboles, y el viejo, sonríe, mientras se dice “esto es lo que quise decir cuando escribí lo otro”. Esto sólo, tomar un elemento del paisaje y ponerlo en primer plano para que evoque o sugiera el todo ¿Y qué mejor que esa especie de lluvia, repetida en tono menor, que significa el goteo de los áboles mojados?
.. Esta es la historia del haiku que acabo de leerles. Y perdonen ustedes..

B. S. V.
Haedo
(primavera del 2011)