Decía yo ayee trener un catarro descomunal, entre otras cosas, que me supondrá unos 12-000 euros. que jamás recuperaré... por esto de que como señalo otras veces, los cacos desaprensivos, o molestos chupeteros, están en todas partes. ¿Venceré estos hechos desagradables si me sumerjo en recuerdos? Lo intentaré.
Ayer hablaba de una LUNA NIÑA: trataré de alumbrar esta.
LUNA NIÑA.
En aquella luna niña
-luna que besó su cara-
puse un beso en su mejilla
aquella noche hermosa y clara
entre los copos de brisa
y le dije que la amaba.
Brotaron de su ternura
-perlas del cielo dorada-
perlas: lágrimas tan puras
que rodaban y rodaban
brilantes como ninguna
lágrima jamás brillara...
! Que pena! Se escondio lá luna
entre nubes que goteaban
también una triste lluvia
que en el suelo se quejaba.
Enmudecieron las liras
de la Luna y se callaba...
Silencios de Luna y bruma
se extendió por las cañadas
de su voz enmudecida
de nubes mil que lloraban
porque aquella luna niña
se perdió en la madrugada...
Y ya no pronunció jardines
ni alegría en la hierba.
Y ya no le colgué flores
de amor sobre sus trenzas.
Y en lo hondo de mil noches
sueños mil eran tristezas...
Llamando a la luna niña
porque la amaba y la amaba
y buscaba su mejilla...
y aquellas perlas doradas
que en una tarde vencidaç
hablaban de amor... hablaban.
libertad.
Ayer hablaba de una LUNA NIÑA: trataré de alumbrar esta.
LUNA NIÑA.
En aquella luna niña
-luna que besó su cara-
puse un beso en su mejilla
aquella noche hermosa y clara
entre los copos de brisa
y le dije que la amaba.
Brotaron de su ternura
-perlas del cielo dorada-
perlas: lágrimas tan puras
que rodaban y rodaban
brilantes como ninguna
lágrima jamás brillara...
! Que pena! Se escondio lá luna
entre nubes que goteaban
también una triste lluvia
que en el suelo se quejaba.
Enmudecieron las liras
de la Luna y se callaba...
Silencios de Luna y bruma
se extendió por las cañadas
de su voz enmudecida
de nubes mil que lloraban
porque aquella luna niña
se perdió en la madrugada...
Y ya no pronunció jardines
ni alegría en la hierba.
Y ya no le colgué flores
de amor sobre sus trenzas.
Y en lo hondo de mil noches
sueños mil eran tristezas...
Llamando a la luna niña
porque la amaba y la amaba
y buscaba su mejilla...
y aquellas perlas doradas
que en una tarde vencidaç
hablaban de amor... hablaban.
libertad.