... EN LOS PÁRAMOS.
Y porque mi mirada se posa en las flores,
un pensamiento me sonríe sombrío...
abandono jardines
y me tiembla un soplo airado de frío
me lanzo a las calles, de todos y de nadie.
No hay cantos de grillos.
No hay cantos de aves...
si percibo que tiembla la rosa en las calles.
No esperéis no claridad en caminos
cuando el fango enturbia hasta el aire.
No esperéis a que canten los ríos,
amigos de las calles donde abitan los pobres,
que les huya y no les arrope en su frío...
No esperéis de mi garganta alegres coplas,
si mis oídos estallan escuchando palabras de nieve
muy fría en miles de bocas.
No es mi culpa si en cada esquina chorrea el llanto,
mil brazos derramados, rezan
y suplican desnudos, oteando...
por si talvez otros brazos se detienen en su tristeza
y su infinita soledad en los páramos.
No esperéis que algien acerque pan a las bocas
hambrientas, ni a sus largos inviernos helados:
Ni se acerquen calientes palabras
calientes a ese su rincón, por muchos ignorado.
Si acaso una mueca, si acaso asu dolorida boca
mil cuervos graznando...
Si acaso de desdén una mueca
sin preguntar si hace frío en los páramos.
libertad
Y porque mi mirada se posa en las flores,
un pensamiento me sonríe sombrío...
abandono jardines
y me tiembla un soplo airado de frío
me lanzo a las calles, de todos y de nadie.
No hay cantos de grillos.
No hay cantos de aves...
si percibo que tiembla la rosa en las calles.
No esperéis no claridad en caminos
cuando el fango enturbia hasta el aire.
No esperéis a que canten los ríos,
amigos de las calles donde abitan los pobres,
que les huya y no les arrope en su frío...
No esperéis de mi garganta alegres coplas,
si mis oídos estallan escuchando palabras de nieve
muy fría en miles de bocas.
No es mi culpa si en cada esquina chorrea el llanto,
mil brazos derramados, rezan
y suplican desnudos, oteando...
por si talvez otros brazos se detienen en su tristeza
y su infinita soledad en los páramos.
No esperéis que algien acerque pan a las bocas
hambrientas, ni a sus largos inviernos helados:
Ni se acerquen calientes palabras
calientes a ese su rincón, por muchos ignorado.
Si acaso una mueca, si acaso asu dolorida boca
mil cuervos graznando...
Si acaso de desdén una mueca
sin preguntar si hace frío en los páramos.
libertad