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Radiografía de una ciudad en alerta: así se protege Madrid para evitar atropellos masivos.

La implantación de bolardos y maceteros en las zonas de mayor afluencia ha proliferado de manera notable tras los últimos atentados yihadistas.

AITOR S. MOYA. Madrid.

Actualizado: 22/09/2017.

Cuando el pasado 20 de diciembre -un día después de que un camión irrumpiera en un mercadillo de Berlín-, el Ministerio de Interior dio la orden para reforzar, aún más, las zonas de gran afluencia en las grandes ciudades, el Ayuntamiento de Madrid ultimaba el plan especial de seguridad para las Navidades. A la presencia de 700 agentes municipales en la calle, el Gobierno de Carmena atendió la recomendación e incluyó la necesidad de blindar el centro contra posibles atentados por medio de elementos arquitectónicos. Para tal fin, era necesario que los ayuntamientos instalaran de manera provisional «grandes maceteros o bolardos en los accesos, que dificulten o impidan la entrada de vehículos, permitiendo el acceso controlado de los que estén debidamente autorizados», tal y como precisaba el oficio emitido.

La ciudad madrileña procedió entonces a colocar bolardos en lugares como la Plaza Mayor, donde se celebra cada año el tradicional mercadillo navideño. Por su parte, la Policía Nacional diseñó planes específicos para los grandes eventos -el orgullo gay, las celebraciones de Liga y Champions del Real Madrid o la final de la copa del Rey disputada en el estadio Vicente Calderón, entre otros- que han tenido lugar en la capital en los últimos meses.

En dichos actos, y siempre conforme a lo dispuesto en la instrucción de la Dirección General de la Policía, se instalaron también vehículos pesados del Cuerpo a modo de escudos en las grandes calles perpendiculares a las zonas afectadas. Además, a través de instrucciones municipales temporales, también se estipuló la prohibición de circular a vehículos de más de 3.500 kilos de masa máxima autorizada. Un reguero constante de medidas que, tras el reciente ataque en las Ramblas (Barcelona), fue acentuado con la instalación de numerosos elementos arquitectónicos fijos.

En la noche posterior a los atentados, Madrid blindó la puerta del Sol con jardineras de granito. Al inicio de las calles de Preciados, Carmen y Montera, dos hileras horizontales de maceteros impiden desde entonces la entrada de vehículos a gran velocidad. Dada su disposición, los conductores deben realizar una maniobra en «zig zag» (tal y como se aprecia en la imagen de arriba). Tanto en la red de San Luis, como en la embocadura a la propia calle de Preciados desde la plaza del Callao, está presente el mismo mecanismo. Por su parte, el acceso paralelo por la calle del Carmen presenta dos filas verticales de maceteros que estrechan el tránsito de manera considerable. Estrategia, esta última, empleada también a ambos lados de la calle de Fuencarral.

La Plaza Mayor es otro de los lugares más protegidos por elementos físicos. Solo las arcos de las calles de Gerona y de Ciudad Rodrigo permiten el paso de turismos. Una circunstancia necesaria debido a las labores diarias de los camiones de limpieza o las furgonetas de reparto para el abastecimiento de los comercios. También las plazas de Jacinto Benavente, Santa Ana, Tirso de Molina o Antón Martín presentan garantías físicas en materia de seguridad.

Por contra, en zonas como el límite que separa Callao de Gran Vía sí que hay espacio para la irrupción brusca de vehículos. También, en la propia Gran Vía, los pasos de cebra no cuentan con protección de ningún tipo. Dos puntos críticos que se unen a otros menos notorios como la plaza de Ópera y el paso hacia la calle del Arenal. En esta vía, la presencia de maceteros solo queda patente a la altura de la calle de San Martín. En la confluencia con la puerta del Sol, el tapón arquitectónico no existe como tal, aunque la presencia de al menos un coche policial es bastante frecuente.

En ese sentido, la delegada del Gobierno, Concepción Dancausa, y la alcaldesa de la ciudad, Manuela Carmena, se reunieron hace poco más de una semana para hacer seguimiento de las medidas tomadas y avanzar en otras. Tras el encuentro, la primera valoró la «excelente» coordinación entre ambas instituciones e insitió en el acuerdo mútuo de seguir colocando elementos disuasorios para evitar atropellos, sobre todo bolardos, y reforzar la prevención en las zonas más concurridas.

También el delegado de Salud, Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento, Javier Barbero, recordó en la comisión del ramo del pasado lunes la puesta en marcha de estudios concretos en los distritos «para ver en qué momento y lugares se pueden poner» e indicó que algunas estructuras pueden ser más móviles y otras más fijas atendiendo, entre otros aspectos, al acceso del personal de emergencias. Además, aseguró que están «abiertos» a los requerimientos de la Delegación de Gobierno para instalar cámaras de vigilancia, aunque añadió que, a su juicio, hay suficientes en el distrito Centro.

«Repugnantes papeleras atípicas»
Por otro lado, Carmena se quejó recientemente del actual aspecto de los maceteros, que a opinión de la regidora se han convertido en «repugnantes papeleras atípicas». Por ello, anunció que el Consistorio instalará plantas y flores en los maceteros. «Se van a poner plantas», anunció tras recibir el visto bueno de la Delegación del Gobierno, que le expresó que era posible hacerlo. «Se van a poner ya», anunció.