No serán, sin embargo, los únicos enemigos a batir....

No serán, sin embargo, los únicos enemigos a batir. También la abstención puede jugar de nuevo un papel importante. Desde las primeras elecciones europeas, en 1979, la participación no ha hecho sino caer en un goteo constante. Entonces, el nivel de participación se situaba en el 61,9%. Hace cinco años estaba ya en el 43%. Casi veinte puntos de diferencia -en España fue del 68,5 en 1987 y del 44,9% en 2009- que demuestran el escaso interés que estos comicios suscitan entre los ciudadanos y lo mucho que se han ido alejando los ciudadanos de Europa.

saludos