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TEXTO 2/16
NARRATIVA BREVE (2)

PROBAR LA PLUMA O EL TECLADO DE UN ORDENADOR
Por Antonio García Velasco

LOPE DE VEGA, para probar una pluma, escribe un soneto. Fantasea, crea imágenes hiperbólicas y, cuando acuerda, está al final de la estrofa y pide perdón porque sólo estaba probando el instrumento de la escritura:

Lazos de plata, y de esmeralda rizos,
con la hierba y el agua forma un charco,
haciéndole moldura y verde marco
lirios morados, blancos y pajizos.
Donde también los ánades castizos,
pardos y azules, con la pompa en arco,
y palas de los pies, parecen barco
en una selva, habitación de erizos.
Hace en el agua el céfiro inquïeto
esponja de cristal la blanca espuma,
como que está diciendo algún secreto.
En esta selva, en este charco, en suma...
Pero, por Dios, que se acabó el soneto.
Perdona, Fabio, que probé la pluma.

El encontrarse (o el fingimiento de encontrarse) en un momento distendido justifica la interrupción del discurso y la solemnidad de las imágenes para un motivo trivial: un charco forma lazos de plata y rizos de esmeralda con la hierba y el agua, en un marco verde de lirios de colores; los ánades parecen barcos en la selva o habitación de erizos; el viento céfiro levanta espuma en el agua como diciendo un secreto... ¿Qué va a ocurrir, qué puede ocurrir en escenario tan deslumbrante? Nos lo va a relatar, pero, «por Dios, que se acabó el soneto. Perdona, Fabio...». Sólo estaba probando la pluma. Como lectores, aceptamos la broma. Como críticos, podemos aludir al viejo refrán «mucho ruido y pocas nueces». Como estudiosos de la literatura, comenzamos a dar explicaciones sobre las características del estilo manierista: la propia escritura como tema literario, la actitud burlesca ante el hecho de escribir y ante la literatura anterior, etc. Como poetas, valoramos el ejercicio de estilo por el ejercicio en sí, sin plantearnos si tal esfuerzo servirá después o no. Como profesores o participantes de un curso de escritura creativa, podemos ponerlo de ejemplo... Un simple soneto puede dar lugar a un tratado sobre la escritura: cómo el deseo de probar los rasgos y borrajos de una pluma da lugar a tal soneto. Y el juego sigue.
[…]

Continúa en: www. gibralfaro. uma. es/narbreve/pag_1797. htm
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