Tal vez la respuesta de Marlasca no ha sido la adecuada. Ha querido ser políticamente correcto y ha metido la pata. Dio una que fue por perdida de confianza, y en ella se debería haber mantenido. Es la lógica y la fácil de entender. A un cargo de confianza se le nombra para que le cuente cosas a su jefe. Si de por medio se mete otro a quien servir, leyes aparte, el sujeto queda despedido. No va Marlasca u otro cualquier político que tenga a su hambre de confianza encubriendo cosas que le pueden afectar.
El error de Marlasca no ha sido despedirlo, sino haberlo nombrado.
El error de Marlasca no ha sido despedirlo, sino haberlo nombrado.
¡Olé tus pelendengues, ¡jope cuanto tontería has puesto! no tienes ni pajolera idea de lo que significa las ordenes de la Autoridad Judicial!, el señor Marlaska se ha columpiado y no sabe por donde salir, ¡manda mandarinas!, ¡ay, ¡ay, oro parece plátano es el que no lo adivine tonto es.