TODO IRÁ BIEN....

TODO IRÁ BIEN.

Plácido.

Que al cabo de 40 años alguien pueda manchar y destruir la vida de un artista lanzando acusaciones sin que resulten probadas, es una forma de estalinismo.

Salvador Sostres.

Actualizado:

17/08/2019 12:21h.

No conozco a ningún demandado por acoso sexual que sea pobre o un don nadie. No conozco ninguna demanda que no haya sido retirada cuando se alcanza una cifra agradable. Tampoco he visto que ni una sola de estas quejas se haya pronunciado mientras duró el provecho de lo que se obtuvo a cambio.

He conocido a mujeres maravillosas a lo largo de mi vida. Mujeres valientes, fuertes, responsables, que en su relación con los demás sabían marcar los límites y controlaban ellas lo que ocurría y nunca se quejaron de las consecuencias de lo que aceptaron. Mujeres que fueron siempre dueñas de su destino y que si alguien las agredía o las pisoteaba lo denunciaban al instante. No había ninguna cifra para callarlas. Ni la pedían ni la aceptaban. Cuando reclamaban su dignidad era lo único que reclamaban.

He visto también que sexo y poder han tenido siempre relaciones fronterizas y vendimiadas. He visto que Arcadi Espada ha escrito que los hombres utilizan su poder y las mujeres su sexo, y he visto que era cierto. Lo he visto muchas veces, muy cerca y más lejos. He visto las alcantarillas desbordadas de repugnantes ratas corriendo a morder a Plácido, como siempre que el submundo tiene la ocasión de intentar destruir cualquier indicio de belleza porque le mata el resentimiento de vivir sin ella.

He visto el perfil en Twitter de la mujer que nos acusa -porque yo soy Plácido y lo somos todos los hombres blancos y libres, aunque algunos sean demasiado estúpidos para entenderlo- presumiendo con gran orgullo de haber trabajado con él, justo hasta que además de verle como un maestro empezó a verle como un cajero automático. He visto a los padres de aquellos niños que se quedaron una noche a dormir en el Neverland de Michael Jackson, y los millones de dólares que aceptaron por retirar sus estudiadas demandas. Veo también cada día a mi hija y sé que los únicos millones que aceptaría si alguien le hiciera daño son los que algún amigo me prestara para contratar a un sicario. Y probablemente ni esos, porque preferiría hacerlo yo, con mis propias manos, aunque fuera lo último que hiciera, y no tendría ningún remordimiento ni ningún miedo de ir a la cárcel.

Vivimos vidas de imperfección, de excesos, de algunas cosas me arrepiento y muchas veces me he disculpado. Pero los linchamientos son intolerables. Que sin ninguna demostración y al cabo de 40 años alguien pueda manchar y destruir la vida de un artista lanzando acusaciones sin que resulten probadas, es una forma de estalinismo y si no nos alzamos y decimos basta nos vendrán a buscar uno por uno hasta que no quede nadie.

He visto a Plácido Domingo, a Montserrat Caballé a Jaume Aragall o a Josep Carreras recorrer el mundo entero y cómo el mundo entero se rendía a su genio y a su hermosura, y deseaba tocarlos, abrazarlos, poseerlos. A la denunciante nunca antes había escuchado nombrarla y no creo que volvamos a saber de ella cuando cobre la cifra establecida y retire su dignidad -y su demanda.

Salvador Sostres.

Articulista de Opinión.