Persecución religiosa, Religión

MEMORIA HISTÓRICA.

Martirizadas y ejecutadas en picaderos: memoria histórica de las víctimas de la persecución religiosa de 1936 en Valencia.

La archidiócesis conmemora este martes la festividad litúrgica de los 233 mártires de la Guerra Civil beatificados por el papa San Juan Pablo II.

D. V.

VALENCIA. Actualizado: 21/09/2020 17:33h.

Fueron presbíteros, religiosas y laicos que fueron asesinados durante la Guerra Civil a manos del bando republicano. Este martes, la archidiócesis de Valencia conmemorará la festividad litúrgica de los 233 mártires de la persecución religiosa de 1936 que fueron beatificados por el papa San Juan Pablo II en el año 2001, de los que 226 son valencianos.

Por este motivo, las parroquias de la diócesis acogerán la celebración de actos litúrgicos en recuerdo de los beatos con la inclusión de las oraciones propias y otros textos en su memoria, siguiendo este año todas las medidas de seguridad con motivo de la pandemia, según explican desde la delegación de Liturgia del Arzobispado.

Entre las víctimas se encuentran numerosas mujeres, como las doce religiosas que fueron cargadas en un camión con la excusa de llevarlas a una guardería de niños evacuados, y fueron martirizadas todas juntas en el Picadero de Paterna (Valencia), el 24 de noviembre de 1936.

Su expediente, al igual que el listado de todos los mártires valencianos de la persecución religiosa de 1936, se puede consultar en la página web de El Vaticano.

Por su parte, en la Catedral de Valencia, quedará expuesto también este martes el relicario donde se veneran los restos de los mártires, en la capilla de San Jacinto, en la Girola de la Seo.

Igualmente, esta conmemoración «se celebrará de forma más significativa en aquellas iglesias y comunidades religiosas que guardan una vinculación especial y más directa con los beatos mártires, por ser su lugar de nacimiento, o de ejercicio del ministerio de los mártires, de su martirio o, en todo caso, de su sepultura», atendiendo a las medidas sanitarias.

San Juan Pablo II, al elevar a los altares a los mártires valencianos, determinó que su fiesta litúrgica se celebrase cada 22 de septiembre por ser la fecha en la que se produjo el mayor número de martirios de los nuevos beatos.

Así, el Papa decretó «que la Iglesia local de Valencia recordase la memoria de estos mártires, uniendo la alegría a la gran acción de gracias que toda la Iglesia eleva al Padre por Jesucristo, nuestro Salvador».