Apreciado Ferisa: tienes una imagen de Dios más propia...

Apreciado Ferisa: tienes una imagen de Dios más propia del ateísmo decimonónico lleno de ideas preconcebidas, elaboradas con prejuicios que en poco se parecen a la realidad. Ideas que todavía siguen y seguirán teniendo sus epígonos. Un ligero aire de humildad siempre nos viene muy bien a todos. Se gana mucho en objetividad. Haz la prueba. A mí me da buen resultado cuando lo pruebo.
Ese Dios que tienes en tu cabeza no se parece en nada al que tengo yo en mi corazón. Te has aprendido la música, pero desconoces la letra de la fe; la interpretas con unas gafas que ya no es fácil (no es imposible) desmontar para ver la claridad de la luz. Como parto del supuesto de que en lo que dices eres sincero, tu caso podría ser comparado (aunque toda comparación es inadecuada me arriesgo a decirla) a quien mira fijo al sol y sólo descubre en él un ser malvado y dañino, que sólo pretende ofuscar para que no veamos, para dejarnos ciegos, mientras que en realidad el sol es el que abre las puertas de la vida, permite la admiración de la belleza, alimenta nuestra energía... El día que se nos apague dejaremos de existir.
El Dios en quien yo creo es el Padre que ha inventado para mí la vida humana, el amor, la bondad y la belleza. Es el Dios que sin necesitarme, me ha hecho posible, me quiere libre y me ayuda para que lo sea; que sin sacar provecho alguno, me ha prometido la vida eterna, que no es sólo para el futuro, sino que comienza ya en este mundo cuando somos capaces de superar el egoísmo y nos ejercitamos en el amor fraterno; que nos pide que construyamos un mundo cada vez mejor mediante el empeño por la justicia y la paz, que siempre serán tarea mejorable; que podría habernos hecho completos de manera que nos fuera suficiente un rincón para sestear, sin embargo nos ha querido convocar a la tarea permanente de la creación (“Creced, multiplicaos, llenad la Tierra y sometedla”). El Dios en quien yo creo ha salido a mi encuentro, como sale al encuentro de todos aquellos que le buscan con corazón sincero. Es el Dios que en Jesucristo se ha hecho hermano y amigo y nos ha dado la mayor muestra de amor dando su vida.
No te pido que tengas fe, porque eso no te lo puedes dar a ti mismo, ni te lo puedo dar yo, pero sí será bueno ir eliminando prejuicios. Algún ateo dijo esta oración: “Señor, si existes, que te conozca”. Y le dio buen resultado.