Sr. Lagunero. Que fácil es creer que existe Nueva York, aunque nunca la hayamos visto. Claro, hay señales, indicios, fotografías, revistas, un amigo que te lo cuenta... Así cualquiera. Lo difícil es creer en algo que no se ve, no se toca, pero que según los creyentes tienen a Dios a su lado. Eso es lo difícil. ¿Qué Nueva York existe? ¡Jo! No hace falta fe.