AGUA, AGUA

I

Es agua, agua,
aquella que habéis manchado
de lodo y de barbarie.
Igual que la que cuidas,
te desvela y te llena
en tu ciudad de gloria.

Agua, agua
que de una fuente a otra
comunica el deseo de viajar,
de moverse mansamente,
o sin cesar, loca de vértigo,
baja las montañas y las cuestas,
presa de ansia y de deseo
de caer en el lecho de su cauce.

Corroe la tierra hondamente,
y se adentra, subterránea agua
en el fondo de la tierra.

II

Agua, que mañana cuidarán otros,
los que detrás vengan,
como tu, tu agua,
como yo, el agua universal,
de todos codiciada.

Y será agua, agua,
para la vida y el camino
que nuestros hijos persigan.
Agua de lluvia que se filtra
en suaves remolinos de agua.

Agua de esperanza para una tierra,
que queremos, siga intacta.

III

¿Quien sabe si no el agua
cómo duele luchar contracorriente,
cómo hieres el orgullo de otros
que has mancillado
en tu intento de secuestro
de las dóciles fuentes?

¡Que su vida transcurría,
mansamente!

¡Que no las protegían
nuestras gentes!

¡Y pocas, ahora las defienden!

Sólo el hijo agradecido
de su tiempo y de su historia
que con pena vive y sufre
el secuestro no querido
de sus fuentes.

Y viva por siempre, el agua, agua.

Carmen García

Tardajos, 1998