Tú, faro
iluminando parajes inhóspitos
de nieblas, agua y sal.
Tú, faro, rutinario e inmóvil;
callado testigo de frustrados viajes,
callado y silenciado por vientos
arrebatadores de amor y vidas.

Mágico vigilante,
vigilante romántico,
vigilante salvador de vidas y amor.
A tus pies las olas,
a tus pies las playas arenosas,
a tus pies los riscos,
las aves marinas,
el terror de la galerna
y el rumor del suave céfiro.
Sin ti no hay travesía,
dios de la luz.

Tus haces de luz esperanzadora
anulan horizontes,
anulan distancias,
asesinan miedos,
callan suspiros
cómplices de la razón del sobrevivir.