En la oscura noche
todo son estrellas, mirando a la luna
en el gran escenario del teatro celeste.
En el otro teatro –el teatro del mundo-,
hay otras estrellas
-o eso se creen desde su pedestal-,
con un protagonista muy distinto:
el becerro de oro,
el astro brillante que ansían amasar;
aunque en el empeño
dejen por los suelos todos los principios.
Muy frecuentemente suele suceder
que escalan tan alto con el amasijo,
que miles pedazos se hacen al caer.
Plazalagua
Aquí llego yo, siempre tarde últimamente, con ese poema de verso libre, de tipo modernista, de símbolos y algo de suntuosidad, al estilo de Manuel Machado. Y además de rabiosa actualidad.
todo son estrellas, mirando a la luna
en el gran escenario del teatro celeste.
En el otro teatro –el teatro del mundo-,
hay otras estrellas
-o eso se creen desde su pedestal-,
con un protagonista muy distinto:
el becerro de oro,
el astro brillante que ansían amasar;
aunque en el empeño
dejen por los suelos todos los principios.
Muy frecuentemente suele suceder
que escalan tan alto con el amasijo,
que miles pedazos se hacen al caer.
Plazalagua
Aquí llego yo, siempre tarde últimamente, con ese poema de verso libre, de tipo modernista, de símbolos y algo de suntuosidad, al estilo de Manuel Machado. Y además de rabiosa actualidad.