Jejejeje......

Mi perro sabe que soy poeta,
y a veces pienso que él también lo es;
lo noto cuando olisquea las flores,
cuando observa la luna,
cuando me mira con sus ojitos azabache,
cuando ladea la cabeza al ritmo de mis poemas.

Mi perro es sufrido,
es atento,
es observador,
es austero,
es sensible.

Mi Ruffo es poeta.

Ruffo, en eso de la poesía, tiene una buena maestra.

¡Ah! No te pases, sin conocer los entresijos.

Jejejeje...
Buena mañana.