HELENA TRIUNFANTE...

HELENA TRIUNFANTE

Es un día soleado y en la almena
de un imponente castillo puedo ver
a una mujer hermosa,
hermosa y bella como ninguna otra,
con la mirada perdida en el mar.
Sus pies finos y descalzos reposan
sobre las ruinas de seis ciudades
mientras ve lo que a ojos
de cualquier ciudadano es una vencida flota
alejándose lentamente en el horizonte.

Pero ella sabe que nada se pierde en las olas,
que todo acabará cuando llegue la noche,
que en las entrañas de la victoria
el enemigo -como el fuego en un volcán-
dormido se esconde.

Y como una rutilante moneda
se enciende entonces su rostro
al sonreír con lentitud,
mientras que, con las manos cruzadas sobre los hombros,
cierra los ojos muy suave y
por fin, respira.

BORJA FERNÁNDEZ