Fría el alma, ausente de primaveras
blancas y puras, con perversa boca
¡Oh tormento que mi razón trastoca
en viento cruel que disfraza quimeras!
¿Dónde la cura a mis heridas fieras?
¿Donde la mano que acaricia y toca?
¡No existe alivio para el alma loca
cuando duerme la fe en vacías eras!
Imploro luz que alumbre tu regazo
luz que guíe y aclare mi memoria
luz que aminore mi enorme dolor.
Ansío el dulce yugo de tu abrazo
vivir por siempre junto a ti en la gloria
es mi deseo, ¡Ayúdame Señor!
MARI.
Soneto implorando la fe perdida. Cualquier parecido con el estilo de S. Juan, será pura casualidad.
blancas y puras, con perversa boca
¡Oh tormento que mi razón trastoca
en viento cruel que disfraza quimeras!
¿Dónde la cura a mis heridas fieras?
¿Donde la mano que acaricia y toca?
¡No existe alivio para el alma loca
cuando duerme la fe en vacías eras!
Imploro luz que alumbre tu regazo
luz que guíe y aclare mi memoria
luz que aminore mi enorme dolor.
Ansío el dulce yugo de tu abrazo
vivir por siempre junto a ti en la gloria
es mi deseo, ¡Ayúdame Señor!
MARI.
Soneto implorando la fe perdida. Cualquier parecido con el estilo de S. Juan, será pura casualidad.
¡Qué va! Está fenomenal...
El penúltimo verso, a tí, ese "tí" debe ir en mayúscula, si se refiere al Señor.
El penúltimo verso, a tí, ese "tí" debe ir en mayúscula, si se refiere al Señor.