El Uro, algo sobre toros.
Todos los tratadistas e investigadores coinciden en señalar al URO como toro primigenio, un animal de apreciada carne por su volumen y de dificil sometimiento por su agresividad. Ortega y Gasset considera que la palabra Uro es consecuencia de la deformación fonética latina de la alemana auerochs, y así Julio Cesar en sus Comentarios de la guerra de las Galias nos habla de los Uros, aninal codiciado por su dificultad de captura en la práctica venatoria de la que el propio emperador romano se ocupaba en las pausas de su beligerancia.
Los asirios ya mencionaban las cacerías de uros un milenio antes del nacimiento de Cristo, pero las noticias más frescas de su esistencia provienen de Asia Menor, Europa Central y Egipto. Asi, pues, a nuestra Península entraron los toros, los uros, siguiendo dos direcciones contrarias: Los Pirineos y el Africa tangencial con el Mediterráneo. En consecuencia, ademàs del ganado "autoctono" peninsular, al que ya se ha hecho referencia, se da por cierta la entrada en la Iberia de nuevas reses conducidas por boyeros de lejanas tierras, sobre todo, celtas y cartagineses.
Buenas noches y saludos
Todos los tratadistas e investigadores coinciden en señalar al URO como toro primigenio, un animal de apreciada carne por su volumen y de dificil sometimiento por su agresividad. Ortega y Gasset considera que la palabra Uro es consecuencia de la deformación fonética latina de la alemana auerochs, y así Julio Cesar en sus Comentarios de la guerra de las Galias nos habla de los Uros, aninal codiciado por su dificultad de captura en la práctica venatoria de la que el propio emperador romano se ocupaba en las pausas de su beligerancia.
Los asirios ya mencionaban las cacerías de uros un milenio antes del nacimiento de Cristo, pero las noticias más frescas de su esistencia provienen de Asia Menor, Europa Central y Egipto. Asi, pues, a nuestra Península entraron los toros, los uros, siguiendo dos direcciones contrarias: Los Pirineos y el Africa tangencial con el Mediterráneo. En consecuencia, ademàs del ganado "autoctono" peninsular, al que ya se ha hecho referencia, se da por cierta la entrada en la Iberia de nuevas reses conducidas por boyeros de lejanas tierras, sobre todo, celtas y cartagineses.
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