¡Uuuuuyyy, el rejoneo! Qué bien lo describiste, Ciudadana. Y me imagino que, como bien dices, es la sensación de conmoción que tiene el amante de la ópera. Hay que ver unas banderillas bien puestas al violín y el capoteo al coro de un buen pasodoble. Tal vez a ti, Ceci, te guste (te encante, te conmueva) la ópera, y aunque no compartas nuestra opinión, puedas comprender el sentimiento. Saludos
A ver... quién eres Pili (940) que te delatas solo/a...
Perdona, Ceci, pero no entendí tu mensaje. Mi apellido es Peinador y vivo con mis 5 hijos y mi esposo en Costa Rica, donde por cierto te encantarían las corridas porque únicamente se permite entrar a muchos muchachos llenos de vida y perseguir al toro por unos diez minutos, sin nada de banderillas ni punzones ni nada; sólo ver a los chicos corretear ante y detrás del animal. Este, por cierto, no es un magnífico ejemplar de lidia, sino un cebú, que es un animalote gigantesco que da más miedo que hambre. Y me encanta el rejoneo. Un abrazo.
Pero mirá lo que son las equivocaciones... Nunca dejaría entrar a un muchacho lleno de vida a perseguir a un toro ni por un minuto ni por diez. Ni a un toro... ni a un cebú. Saludos para todo Costa Rica.