Mensajes enviados por gloria edith:

Muy a su pesar, Celinda se fue a por el recado de Doña Ortiga, su madre, a por sal gorda. Celinda sabía que en realidad no era madre suya pero no podía hacer nada al respecto. Y si no obedecía la avergonzaría delante de sus amigos. Ellos también sabían lo duro que era para su amiga la convivencia. Y Celinda, a su vez, también sabía que en cuanto volviera le iban a contar de qué iba el cuento.
También pensó al marchar que quizás la esperarían y que la la abuela de Jacinto lo contaría mas tarde. ... (ver texto completo)
celinda, si bien sabia la verdad, que doña ortiga, no era su madre, y, que la pinchaba con sus espinas, se envolvio de su mundo lleno de colores, flores, brillantes, tan brillantes, como su mente, a tal punto que los chicos, y doña Ortiga, le preguntaron, ¿pero que te ocurre? estas demasado brillosa. Celinda, les responde brillosa o brillante? ¿acaso dudan de mi inteligencia?
que paso con mi cuento que no se publica?
Los dos enamorados, cada vez que preparan sus manos, para tocar a la guitarra, su alma se traslada al cuerpo que no pudieron tocar, Ella, de lejos suspira por no tene la valentia de decirles, tan solo me enamoro de las violetas, aquellas flores de mi pueblo