"Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Cayó el Frente del Norte, los contertulios de aquel café fueron sometidos a juicio, testificaron
Foto enviada por Coral


Se veía solo, estallando su pecho de dolor, unido de por vida a la soledad de la muerte, sin conseguir cerrar nunca la herida de su alma, sin poder acallar el grito de su conciencia. Ya no tenía ilusiones la vida, ya todo sueño era inutil, Adiós tranquilidad, adiós ventura. A vivir sin paz y sin sosoego. A gemir por una dicha que se fué. A sufrir las chacotas de aquella gente. ¡Solo!... Otra vez el trasiego de carne humana de una ribera a otra. Otra vez a vomitar su barca en las márgenes del río ... (ver texto completo)
Y el pobre tío Basilio pasó en aquel estado el resto de la noche. Al día siguiente, las chacotas que escuchó fueron más intencionadas que nunca. Apenas la ausencia de Magdalena fué notada y vieron algunos la situación de la barca en el río, empezaron a zaherirle con mucha mayor saña que hasta entonces. - ¿Con que se había escapado, eh? Esta vez no sería tan caro el pasaje....-Y todos mostraron compadecerse de aquel padre sin ventura, lanzándole al rostro frases de irritante lástima. -Que no se afligiera tanto. No duraría mucho la escapatoria de Magdalena.
-Paciencia, tío Basilio.... Ya volverá...
Adí transcurrió el día. El barquero, sentado al pie de la vieja caseta de tablas, semejaba al Genio del dolor mudo. Allí inmóvil, con los ojos fijos en el agua del río, miraba correr las ondas como un perro hidrófobo. Las fugaces espumas del remanso, inesperada tumba de aquella hija, antojábansele negra como las sombras de su alma: sombras de otra sombra. ... (ver texto completo)
Parecía ensañarse en su dolor con placer bárbaro. - ¿A que iba allí? ¿Que quería ver? ¿No estaba ya muerta?....-Y pugnaba por llorar, sin poder conseguirlo: no, ya no lloraban sus ojos. Si hubiera tenido a su lado un alma que le consolase, tal vez aquel consuelo hubiese podido arrancar el llanto que henchía su corazón. ¡Pero ahora!....Él había matado el único consuelo de su vida, su hija, su Magdalena. No la dejó vivir, no la dejó gozar de aquel amor que era su ventura. ¿Y por qué?. ¿Por qué, si ... (ver texto completo)
Se veía solo, estallando su pecho de dolor, unido de por vida a la soledad de la muerte, sin conseguir cerrar nunca la herida de su alma, sin poder acallar el grito de su conciencia. Ya no tenía ilusiones la vida, ya todo sueño era inutil, Adiós tranquilidad, adiós ventura. A vivir sin paz y sin sosoego. A gemir por una dicha que se fué. A sufrir las chacotas de aquella gente. ¡Solo!... Otra vez el trasiego de carne humana de una ribera a otra. Otra vez a vomitar su barca en las márgenes del río a todos los que se mofaran de su hija, sin saber que pisaban sobre su cadaver.... Solo, solo para siempre con su deshonra, con sus lágrimas, con su dolor. Vivir, vivir siempre ya con el corazón deshecho, acudiendo a la muerte. llamándola como postrera esperanza, como única ventura.... ... (ver texto completo)
Y algunos de ellos no se guardaban la envidia y la manifestaban así que podían poniendo a nuestro héroe como un trapo al relatar con detalle, no sólo ciertas anécdotas que denotaban su candidez, si no también bastantes chascos de dudosa autenticidad que le atribuían con la más aviesa intención.
Y ha de señalarse que, en verdad, protagonizó algunas aventuras de la que su honrilla profesional salió mal parada por ingenuo e infeliz, y no fue la menos lamentable una que sucedió al fiarse de los más empecatados guasones que vivían en la ciudad.
Cayó el Frente del Norte, los contertulios de aquel café fueron sometidos a juicio, testificaron en él varios falangistas que sabían muy bien de las andanzas de Manolo durante la preparación de las últimas elecciones y, mientras sus compañeros salieron desterrados por varios años hacia distintas ciudades de España, el protagonista de esta historia fue puesto en libertad sin cargo alguno, porque así son las paradojas de esta vida y a veces sucede que lo que en principio parece un mal se convierta, ... (ver texto completo)