Se veía solo, estallando su pecho de dolor, unido de por vida a la soledad de la muerte, sin conseguir cerrar nunca la herida de su alma, sin poder acallar el grito de su conciencia. Ya no tenía ilusiones la vida, ya todo sueño era inutil, Adiós tranquilidad, adiós ventura. A vivir sin paz y sin sosoego. A gemir por una dicha que se fué. A sufrir las chacotas de aquella gente. ¡Solo!... Otra vez el trasiego de carne humana de una ribera a otra. Otra vez a vomitar su barca en las márgenes del río ... (ver texto completo)
Y el pobre tío Basilio pasó en aquel estado el resto de la noche. Al día siguiente, las chacotas que escuchó fueron más intencionadas que nunca. Apenas la ausencia de Magdalena fué notada y vieron algunos la situación de la barca en el río, empezaron a zaherirle con mucha mayor saña que hasta entonces. - ¿Con que se había escapado, eh? Esta vez no sería tan caro el pasaje....-Y todos mostraron compadecerse de aquel padre sin ventura, lanzándole al rostro frases de irritante lástima. -Que no se afligiera tanto. No duraría mucho la escapatoria de Magdalena.
-Paciencia, tío Basilio.... Ya volverá...
Adí transcurrió el día. El barquero, sentado al pie de la vieja caseta de tablas, semejaba al Genio del dolor mudo. Allí inmóvil, con los ojos fijos en el agua del río, miraba correr las ondas como un perro hidrófobo. Las fugaces espumas del remanso, inesperada tumba de aquella hija, antojábansele negra como las sombras de su alma: sombras de otra sombra. ... (ver texto completo)
-Paciencia, tío Basilio.... Ya volverá...
Adí transcurrió el día. El barquero, sentado al pie de la vieja caseta de tablas, semejaba al Genio del dolor mudo. Allí inmóvil, con los ojos fijos en el agua del río, miraba correr las ondas como un perro hidrófobo. Las fugaces espumas del remanso, inesperada tumba de aquella hija, antojábansele negra como las sombras de su alma: sombras de otra sombra. ... (ver texto completo)