Cronica de León

SEMANA DE LA MUJER:

F. Fernández / León
La boticaria de los pobres, una maestra empeñada en que los rapaces estudiaran, una pionera de la medicina muy generosa con su pueblo, algunas benefactoras tan anónimas como olvidadas, una corporación municipal que rompió el tópico de que las mujeres mandan, pero en casa... y otras historias similares y ejemplares se esconden detrás de algunas de las pocas calles que hay en la provincia dedicadas a las mujeres. Pocas como se ha desvelado en esta serie de reportajes, menos de 50 en todo el callejero leonés, pero importantes. No están todas las que son, pero muchas de las que están lo son, y muy importantes...
Escribo “muchas de las que son” porque nuestro callejero provincial recoge las habituales calles de la princesa Elena y Cristina, de la Reina Sofía, de Doña Urraca... (que ahí no comentó) pero también algunas leonesas desconocidas y olvidadas (que ahí sí vamos a comentar, que bien lo merecen).
Aquella maestra de la Sobarriba
Y en ese repaso de anónimas ejemplares es muy significativo de la labor que se puede hacer en silencio pero con vocación uno de los nombres que aparece en el callejero de La Sobarriba, concretamente en Villavente. Es el de Mari Cruz Bartolomé, tan desconocida que un sobarribano de pro al que pregunté me confesó nada saber de ella, incluso no le parecía un apellido de la comarca, “pero me has picado y lo investigaré”.
Buscó y pronto llamó: “Es una historia que te va a gustar, fue una muy querida maestra de Villavente que bien merece una calle. La buena mujer se empeñó en convencer a los chavales de que la mejor salida era estudiar, formarse en la escuela e ir a la Universidad. Era tozuda en convencerlos y ahora en aquella localidad presumen con mucho orgullo de que será el lugar con más hijos del pueblo con carrera universitaria, de los que tienen ahora entre 50 y 60 años”.
Conocidos arquitectos, aparejadores, médicos... hablan hoy con el cariño que merece de ‘doña Mari Cruz’ y alguno de ellos tuvo la idea de reconocer su dedicación con una calle en el pueblo.
Amigas de los pobres
Buena prueba de que los pequeños detalles, que tantas veces pasan desapercibidos, también pueden componer una biografía ejemplar sería otra conocida calle de La Bañeza, la de Josefa Toral.
Poco les dice hoy a los jóvenes bañezanos este nombre, aunque en la localidad sigue existiendo una farmacia Toral Castro, de sus herederos, aunque ya no esté la señora Josefa al frente.
¿En qué se distinguía Josefa Toral de otras farmacéuticas para merecer una calle? Polo Fuertes, uno de esos bañezanos de toda la vida, nos ofrece una clave que es suficiente. “Me quiere sonar que igual hizo alguna donación a la ciudad pero no me parece relevante, yo te voy a contar algo que siempre he tenido en el recuerdo y me parece significativo. Muchas veces llegaba a casa mi padre con una caja de Piramidón y decía, me la regaló doña Josefa, de las muestras que tenía allí. Y sé que cuando iba a su botica alguien sin recursos, y ella sabía bien donde había necesidades, le metía el medicamento en el bolso y con un gesto le mandaba irse”.
Más significativa fue la generosidad de Flora Flórez Herques, con calle en Sahagún, quien en 1920 dejó para “los más humildes de la villa” sus numerosas posesiones, entre las que destacaban los huertos de Cea de Los chaguazos. No tiene ella culpa de que los avatares posteriores de la fundación que los rige haya dejado su generosidad en algo menos.